EL FUNCIONAMIENTO CEREBRAL

Antes que nada debemos definir a ese órgano que es tan mencionado, y al parecer conocido, en el sentido común, y que es el cerebro. Pero al que no siempre se le hace justicia cuando se lo menciona, por el desconocimiento de precisio nes técnicas acerca de su formación y de su funcionamien to, laguna que se suele llenar - en las distintas culturas y épocas - con los más diversos mitos. Técnicamente podemos definir así al cerebro humano:
El cerebro es la parte del sistema nervioso central de los ver tebrados que está dentro del cráneo. En el humano tiene un peso aproximado de 1,3 kg y es una masa de tejido gris ro-sáceo.
Es necesario que conozcamos esta deiltción por el hecho básico de que la enfermedad de Alzheimer es ante todo una enfermedad cerebral.

PARA COMPRENDER SU FUNCIONAMIENTO

Señala el especialista S. Pinker (profesor de Ciencias Cogni-tivas y del Cerebro, y autor de diversas obras sobre el funcionamiento de la mente), que si imaginamos la siguiente escena del futuro, nos hará pensar. Es así: estamos mirando a una pantalla parpadeante con miles de puntitos, entre los cuales los científicos han escondido uno o dos patrones di ferentes. Al cabo de un rato distinguimos uno de ellos, pe ro no hace falta que lo digamos en voz alta. Los científicos ya lo saben.
Es que los investigadores están estudiando los impulsos eléctricos de una de los miles de millones de células de nues tro cerebro. Cuando la célula se activa, nosotros vemos una figura; cuando no, vemos otra.
La percepción puede estudiarse desde una sola neurona. Ahora, en un alarde todavía más inquietante, esos científi cos enviarán una corriente eléctrica a las neuronas en esa parte de nuestro cerebro, y con sólo pulsar un botón conse guirán que veamos una imagen u otra. Estas maravillas no son ninguna fantasía. Un neurocientífico de la Universidad de Stanford ya las ha logrado utilizando monos; a pesar de ello, pocos científicos dudan acerca de que el "truco" tam­bién funcionaría con nosotros.
Esto no es sino una muestra de lo mucho que se ha apren dido sobre el funcionamiento del cerebro en los últimos diez años.
Ahora se teoriza acerca de cómo ubicar cada faceta de la mente humana — desde las imágenes mentales hasta el sentido de la moralidad, desde los recuerdos corrientes has ta las genialidades — en lugares concretos del cerebro. Si bien esto está en estudio con constantes investigaciones, y también es fuente de discusión permanente en el área cien tífica, tiene su fundamento.
Para sintetizar, diremos que algunas corrientes psicológicas sostienen que la investigación cerebral va demasiado lejos al ubicar cada emoción humana en un sector del cerebro. Pe ro más allá de las posibles advertencias contra las exagera ciones, es indudable que cada vez se sabe más sobre el ce rebro humano, y esto tiene una gran importancia en el te ma que nos ocupa, pues a la ya establecida ¡dea de que el mal de Alzheimer es una enfermedad cerebral de origen ge nético, se suma el interés que todo avance de la investiga­ción científica tiene para la vida concreta. En especial la de aquellos que están ligados a la enfermedad por razones fa miliares, y en quienes la esperanza concreta de avances en el conocimiento de la medicación útil es importante. Ya que además, hasta él momento, la medicación y el tratamiento químico medicamentoso es el principal aliado para la lucha contra la enfermedad.
Son tales los avances en el estudio cerebral, que usando la resonancia magnética funcional (FMRI, según sus siglas en inglés), una nueva técnica de imágenes capaz de medir el flujo sanguíneo, los científicos pueden establecer si la perso na está creando una imagen mental de un rostro o de un lu gar. Pueden eliminar un gen de un ratón y hacerlo incapaz de aprender, o mejorar su aprendizaje insertando más co pias de ese mismo gen. En el cerebro pueden ver las enco gidas arrugas que permiten a un asesino matar sin sentido de culpa, o los extendidos pliegues que le permitieron a Albert Einstein deducir los secretos del universo.
Sin embargo, ante esto nos surgen muchas preguntas:
• ¿Hasta dónde llegará esta revolución científica?
• ¿Conseguiremos entender el cerebro de la misma manera como entendemos el riñon o el corazón?
• ¿Existirán los medios para que científicos o dictadores con trolen nuestros pensamientos?
• ¿Podrán los neurólogos scanear nuestros cerebros, dupli carlos en un microprocesador de silicio y conservar nuestra mente para siempre?
Lo cierto es... que aún no se sabe. El cerebro humano es el objeto más complejo del universo conocido, con miles de millones de neuronas comunicándose entre sí mediante mi llones de sinapsis.
Comparado con cualquier otro problema científico, esto pa rece simple. La neurociencia cognitiva está poniendo una tecnología tan impresionante a disposición de tantos cientí ficos brillantes, que sería una necedad afirmar que nunca entenderemos cómo el cerebro da origen a la mente (o sea, cómo el órgano físico origina los pensamientos). Pero el pro blema es tan difícil que sería igual de absurdo pronosticar lo gros espectaculares.
Uno de los problemas es que todavía no sabemos cómo el cerebro representa el contenido de nuestros pensamientos y emociones. Sí sabemos dónde tienen lugar predominante mente algunas de esas emociones, o las imágenes visuales, o las palabras que pronunciamos, pero "dónde" y "cómo" son cuestiones muy distintas. No sabemos cómo el cerebro mantiene las conexiones lógicas entre las ¡deas que le per miten distinguir entre la imagen de una persona guiñando un ojo para ajustarse una lente de contacto y otra que lo ha ce hacer una señal, o para coquetear.
Se sostÉne desde los estudios cerebrales que la actividad fi siológica cerebral es la causa de la experiencia, porque los peniímientos y sentimientos pueden iniciarse, detenerse o alterarse mediante impulsos eléctricos y sustancias químicas. Todo este conocimiento es de especial utilidad para el tema §p abarca nuestro blog, ya veremos de qué modo.

¿QUIÉN FUE ALZHEIMER?

Alois Alzheimer (1864-1917) fue el neurólogo alemán que ya en 1906 definió la característica pérdida de memoria de los ancianos como una enfermedad debida a lesiones cere brales. Pudo llegar a esta conclusión gracias al estudio tenaz de sus pacientes, completados por la autopsia una vez falle cidos (es aquí cuando estas palabras adquieren su auténtico significado: "Verlo con sus propios ojos"). El doctor Alzheimer daba a^eonocer las conclusiones de sus estudios en 1906 y, sin embargo, no es sino en una fecha tan cercana como 1980 el punto para que la medicina incor pore esta enfermedad en el catálogo de las enfermedades más corrientes.
El doctor al menos hizo honor a su apellido denominando la enfermedad con su apellido. Se la llamó en un principio mal o enfermedad de Alzheimer, para terminar llamándose ac tualmente "alzheimer" a secas y en minúscula, en el lengua je común (señala el autor M. Ama). No obstante, aún se conserva la denominación psiquiátrica y médica de "enfermedad o mal de Alazheimer" para este cuadro clínico.

¿QUE DESCUBRIÓ EL DOCTOR ALZHEIMER?

Básicamente, descubrió en qué consiste esta enfermedad. Se la suele definir impropiamente como "demencia senil" y se la describe como una involución cerebral con lesiones de las neuronas y de las fibras, y aparición de las placas seniles. El resultado es una severa disminución de las facultades in­telectuales, siendo la más llamativa y la que se toma como primer síntoma la pérdida de la memoria y de la orientación espacial.
Esto es simplemente una introducción, ya que al tema lo ve remos en el desarrollo de todo el blog. Se presenta esta enfermedad en edad avanzada, pero en los casos más precoces se da a partir de los cuarenta y cinco años. Al no provocar esta enfermedad ninguna disfunción orgánica, puede vivirse con ella hasta veinte años, aunque veremos que el diagnóstico es muy dispar y depende de mu chas circunstancias.
Es la causa de demencia más frecuente en la población an­ciana (entre un 50 % y 80 % del total de las demencias). Se caracteriza por la aparición de trastornos mentales como:
• Ideas de persecución.
• Alteración de la memoria.
• Desorientación tanto en el tiempo como en el espacio.
• Problemas de comprensión del lenguaje.
• Falta de memoria.
• Conversación inconexa.
Es infrecuente que las lesiones cerebrales sean tan profun­das que afecten al equilibrio y a la marcha, a la coordinación de movimientos o a los reflejos.
El nombre de demencia senil sería adecuado si por demen­cia entendiésemos tan sólo la deficiencia en el funciona­miento de la mente, ya que ése es el valor genuino de la pa­labra. Pero al haberse ampliado su significado a los trastor­nos mentales profundos que ponemos bajo la denomina­ción de locura, parece excesivo denominar esos trastornos como "demencia", aunque en las clasificaciones el mal de Alzheimer sea un tipo de demencia. Más adelante, en otros capítulos, veremos cuáles son todas las precisiones que debemos hacer respecto del término (y del cuadro) de la demencia.
Por todo esto, se ha logrado cierta precisión al denominar esta enfermedad de los ancianos con el nombre del médico que la definió y la localizó, distinguiéndola así de lo que se consideraba el desarrollo normal del envejecimiento, y po­niendo en marcha un proceso de investigación para conocer más a fondo la enfermedad.
Todo con el fin de poder lidiar con ella, paliarla y, quién sa­be en un futuro, dominarla.

LAS DEMENCIAS

Para comprender el tema que es objeto de nuestro blog, de bemos internarnos antes brevemente en un tema que lo abarca: las demencias.
Esto se hace necesario como un paso previo, ya que el tras­torno del mal de Alzheimer que estamos tratando, no es una novedad en el mundo científico y de la psiquiatría. Por el contrario, se trata de una afección que ha sido descripta hace tiempo, y más aún si la englobamos dentro del grupo de las demencias, entidad psicopatológica que sí ha sido ampliamente tratada por la medicina y la psiquiatría para ex plicar un estado de enfermedad mental. Por lo común estos términos, más allá de su raigambre téc nica y médica, también han sido y son muy utilizados por el lenguaje popular, de allí que se haga especialmente necesa rio precisarlos para saber de qué estamos hablando cuando hablamos de cada uno de ellos, y para empezar a integrar­los con el total de nuestro blog. Vayamos entonces a esas definiciones básicas.

¿QUÉ SON LAS DEMENCIAS?

La demencia, según la definición de un gran psiquiatra co­mo Henry Ey:
• Es un debilitamiento psíquico profundo global y progresi vo que altera todas las funciones intelectuales básales.
• Desintegra las conductas sociales.
• Afecta al conjunto de la personalidad, destruyendo sus va lores lógicos de conocimiento, de juicio y la adaptación al medio social.
• Evoluciona generalmente con un conjunto de signos físicos.
• Esta declinación física que se observa va de la mano con la declinación mental e intelectual descrita arriba.
• Es un debilitamiento global, como se señaló, preferente mente intelectual, crónico (es decir, que se prolonga en el tiempo), progresivo e irreversible.
Todo lo dicho caracteriza ese cuadro que para la psiquiatría se llama demencia, término que - como dijimos - a menu do es utilizado con mucha imprecisión. Para nosotros es muy importante precisarlo, porque el mal de Alzheimer es un tipo de demencia, por lo tanto, es fundamental aquí la justeza en las palabras.
Volviendo al tema, debemos señalar que la demencia en ge neral presenta una serie de gradaciones, no es un estado ab soluto, sino que puede presentarse con distintos niveles de gravedad.

GRADOS Y NIVELES EN LA DEMENCIA

Estos son los grados que puede tener el cuadro de la de mencia:
• Cuando las manifestaciones clínicas de la demencia son muy escasas, se habla de "deterioro mental".
• Si son un poco más intensas pero de todos modos poco profundas, se habla de "debilitamiento".
• Finalmente, se habla de "estado demencial", cuando está compuesto todo el cuadro clínico completo que hemos descrito en la definición.
 

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