PARA COMPRENDER SU FUNCIONAMIENTO

Señala el especialista S. Pinker (profesor de Ciencias Cogni-tivas y del Cerebro, y autor de diversas obras sobre el funcionamiento de la mente), que si imaginamos la siguiente escena del futuro, nos hará pensar. Es así: estamos mirando a una pantalla parpadeante con miles de puntitos, entre los cuales los científicos han escondido uno o dos patrones di ferentes. Al cabo de un rato distinguimos uno de ellos, pe ro no hace falta que lo digamos en voz alta. Los científicos ya lo saben.
Es que los investigadores están estudiando los impulsos eléctricos de una de los miles de millones de células de nues tro cerebro. Cuando la célula se activa, nosotros vemos una figura; cuando no, vemos otra.
La percepción puede estudiarse desde una sola neurona. Ahora, en un alarde todavía más inquietante, esos científi cos enviarán una corriente eléctrica a las neuronas en esa parte de nuestro cerebro, y con sólo pulsar un botón conse guirán que veamos una imagen u otra. Estas maravillas no son ninguna fantasía. Un neurocientífico de la Universidad de Stanford ya las ha logrado utilizando monos; a pesar de ello, pocos científicos dudan acerca de que el "truco" tam­bién funcionaría con nosotros.
Esto no es sino una muestra de lo mucho que se ha apren dido sobre el funcionamiento del cerebro en los últimos diez años.
Ahora se teoriza acerca de cómo ubicar cada faceta de la mente humana — desde las imágenes mentales hasta el sentido de la moralidad, desde los recuerdos corrientes has ta las genialidades — en lugares concretos del cerebro. Si bien esto está en estudio con constantes investigaciones, y también es fuente de discusión permanente en el área cien tífica, tiene su fundamento.
Para sintetizar, diremos que algunas corrientes psicológicas sostienen que la investigación cerebral va demasiado lejos al ubicar cada emoción humana en un sector del cerebro. Pe ro más allá de las posibles advertencias contra las exagera ciones, es indudable que cada vez se sabe más sobre el ce rebro humano, y esto tiene una gran importancia en el te ma que nos ocupa, pues a la ya establecida ¡dea de que el mal de Alzheimer es una enfermedad cerebral de origen ge nético, se suma el interés que todo avance de la investiga­ción científica tiene para la vida concreta. En especial la de aquellos que están ligados a la enfermedad por razones fa miliares, y en quienes la esperanza concreta de avances en el conocimiento de la medicación útil es importante. Ya que además, hasta él momento, la medicación y el tratamiento químico medicamentoso es el principal aliado para la lucha contra la enfermedad.
Son tales los avances en el estudio cerebral, que usando la resonancia magnética funcional (FMRI, según sus siglas en inglés), una nueva técnica de imágenes capaz de medir el flujo sanguíneo, los científicos pueden establecer si la perso na está creando una imagen mental de un rostro o de un lu gar. Pueden eliminar un gen de un ratón y hacerlo incapaz de aprender, o mejorar su aprendizaje insertando más co pias de ese mismo gen. En el cerebro pueden ver las enco gidas arrugas que permiten a un asesino matar sin sentido de culpa, o los extendidos pliegues que le permitieron a Albert Einstein deducir los secretos del universo.
Sin embargo, ante esto nos surgen muchas preguntas:
• ¿Hasta dónde llegará esta revolución científica?
• ¿Conseguiremos entender el cerebro de la misma manera como entendemos el riñon o el corazón?
• ¿Existirán los medios para que científicos o dictadores con trolen nuestros pensamientos?
• ¿Podrán los neurólogos scanear nuestros cerebros, dupli carlos en un microprocesador de silicio y conservar nuestra mente para siempre?
Lo cierto es... que aún no se sabe. El cerebro humano es el objeto más complejo del universo conocido, con miles de millones de neuronas comunicándose entre sí mediante mi llones de sinapsis.
Comparado con cualquier otro problema científico, esto pa rece simple. La neurociencia cognitiva está poniendo una tecnología tan impresionante a disposición de tantos cientí ficos brillantes, que sería una necedad afirmar que nunca entenderemos cómo el cerebro da origen a la mente (o sea, cómo el órgano físico origina los pensamientos). Pero el pro blema es tan difícil que sería igual de absurdo pronosticar lo gros espectaculares.
Uno de los problemas es que todavía no sabemos cómo el cerebro representa el contenido de nuestros pensamientos y emociones. Sí sabemos dónde tienen lugar predominante mente algunas de esas emociones, o las imágenes visuales, o las palabras que pronunciamos, pero "dónde" y "cómo" son cuestiones muy distintas. No sabemos cómo el cerebro mantiene las conexiones lógicas entre las ¡deas que le per miten distinguir entre la imagen de una persona guiñando un ojo para ajustarse una lente de contacto y otra que lo ha ce hacer una señal, o para coquetear.
Se sostÉne desde los estudios cerebrales que la actividad fi siológica cerebral es la causa de la experiencia, porque los peniímientos y sentimientos pueden iniciarse, detenerse o alterarse mediante impulsos eléctricos y sustancias químicas. Todo este conocimiento es de especial utilidad para el tema §p abarca nuestro blog, ya veremos de qué modo.

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