Básicamente, descubrió en qué consiste esta enfermedad. Se la suele definir impropiamente como "demencia senil" y se la describe como una involución cerebral con lesiones de las neuronas y de las fibras, y aparición de las placas seniles. El resultado es una severa disminución de las facultades intelectuales, siendo la más llamativa y la que se toma como primer síntoma la pérdida de la memoria y de la orientación espacial.
Esto es simplemente una introducción, ya que al tema lo ve remos en el desarrollo de todo el blog. Se presenta esta enfermedad en edad avanzada, pero en los casos más precoces se da a partir de los cuarenta y cinco años. Al no provocar esta enfermedad ninguna disfunción orgánica, puede vivirse con ella hasta veinte años, aunque veremos que el diagnóstico es muy dispar y depende de mu chas circunstancias.
Es la causa de demencia más frecuente en la población anciana (entre un 50 % y 80 % del total de las demencias). Se caracteriza por la aparición de trastornos mentales como:
• Ideas de persecución.
• Alteración de la memoria.
• Desorientación tanto en el tiempo como en el espacio.
• Problemas de comprensión del lenguaje.
• Falta de memoria.
• Conversación inconexa.
Es infrecuente que las lesiones cerebrales sean tan profundas que afecten al equilibrio y a la marcha, a la coordinación de movimientos o a los reflejos.
El nombre de demencia senil sería adecuado si por demencia entendiésemos tan sólo la deficiencia en el funcionamiento de la mente, ya que ése es el valor genuino de la palabra. Pero al haberse ampliado su significado a los trastornos mentales profundos que ponemos bajo la denominación de locura, parece excesivo denominar esos trastornos como "demencia", aunque en las clasificaciones el mal de Alzheimer sea un tipo de demencia. Más adelante, en otros capítulos, veremos cuáles son todas las precisiones que debemos hacer respecto del término (y del cuadro) de la demencia.
Por todo esto, se ha logrado cierta precisión al denominar esta enfermedad de los ancianos con el nombre del médico que la definió y la localizó, distinguiéndola así de lo que se consideraba el desarrollo normal del envejecimiento, y poniendo en marcha un proceso de investigación para conocer más a fondo la enfermedad.
Todo con el fin de poder lidiar con ella, paliarla y, quién sabe en un futuro, dominarla.
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